El pasado 14 de Abril el Ateneo Republicano de Leganés contó con la presencia de Pedro García Bilbao, miembro de Ciudadanos por la República, para celebrar el acto “Movimiento republicano: análisis de situación”.
Para el Ateneo no se trataba solo de reunirnos de nuevo para conocer la situación actual de los movimientos y organizaciones republicanas, sino también de celebrar nuestro primer aniversario como asociación.
Disponibles los videos del acto aqui
Durante este primer año de andadura el Ateneo ha brindado la oportunidad a los ciudadanos de Leganés de dar a conocer la opinión de todas aquellas personas que han aceptado participar como ponentes en los actos programados: Luis Montes nos visitó para hablarnos del derecho a morir dignamente, Antonio Liz presentó su libro Octubre del 34, Angel Navarro nos mostró la estrategia actual de privatización de la Sanidad en la Comunidad de Madrid, debatimos sobre la crisis económica con Ricardo Rodríguez y José Antonio Sánchez Moro, de Air Comet, que nos contó la lucha de los trabajadores de la empresa. Hemos recordado la figura de Ramón Ariño, primer teniente alcalde de Leganés durante la II República y abordamos el tema de la Educación en la Escuela, también durante este periodo de nuestra Historia.
Pedro García Bilbao inició su intervención aludiendo a ese momento de la Historia, la II República, y a cómo recordar una fecha tan significada e importante como el 14 de Abril tiene un componente de nostalgia, ya que se creyó entonces en que “otro mundo es posible”, y realmente otro mundo fue posible. Utilizando versos del poeta Miguel Hernández, un viento del pueblo recorrió las calles y la República reunió las ilusiones de un pueblo. Y si no pudo ser finalmente no es porque fuera un fracaso, sino porque se cometió un asesinato, se exterminó, se aniquiló y se cometió un genocidio para ahogar en sangre toda esa ilusión, un abril de esperanza.
Pero hoy los republicanos no solo recordamos esa época. No estamos en clave de pasado. Nos preocupa el presente y el futuro. Porque luchar por la memoria es luchar por los deberes y libertades ahora, por una educación pública y laica, por el respeto de valores como la Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Ser republicano es tener la virtud de la coherencia entre valores y conducta, y por eso luchar por la sanidad pública, por la educación, por la solidaridad internacional, luchar en todas las batallas sectoriales es luchar por la República.
Actualmente nos encontramos con un jefe de estado impuesto por una dictadura, con una Falange que juzga y sienta en los tribunales a un juez, con trabajadores en paro y crisis económica, con bancos que siguen obteniendo beneficios. Esto no es coyuntural. La dictadura fue la victoria de una clase, de unos grupos de poder blindados que siguen siendo los menos perjudicados. Se perdió una batalla cuando se aceptó que la democracia acompañase a la Monarquía. En una transición que “asombró al mundo” se aceptó un Rey, se aceptaron elecciones con alcaldes fascistas, se aceptó una ley de Punto Final y por eso el precio ha sido la impunidad.
En este contexto surgen los movimientos memoralistas capaces de proyectarnos la verdadera imagen de este país. Hoy en día el movimiento republicano debe ser la convergencia de los sectores de vanguardia de izquierda y sectores memorialistas. Lo que importa es aprender del pasado. No nos pueden volver a vender la misma mercancía averiada. Hay que llevar la tricolor a las Cortes, unir luchas sectoriales. Tiene que haber una convergencia real, ha de ser imprescindible la coherencia, la izquierda ha de ser republicana.
El movimiento actual es heterogéneo, con expresiones por la base como los Ateneos y, a semejanza de la tarea realizada en la II República extendiendo la idea, han de construir tejido social, mediante la educación y la coherencia. Hay que soportar el constante bombardeo de noticias absurdas, la presencia de neoliberales en todos los medios envileciendo la fraternidad, diciendo que guerra es paz y que opresión es libertad. La izquierda está llamada a renacer bajo la República y ha de conjugar libertades sociales y libertades básicas, pero también principios.
Asistimos a una época de derrotas acumuladas, de derrotas ideológicas; pero hay un sentimiento extendido, profundo, de que no se puede seguir así, de que hay que luchar contra la derecha y no contra los compañeros. Estamos asistiendo a la agonía de un modelo
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